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Burbujas al atardecer.

 

El sol cae y tiñe todo de color purpura. Las hojas de los árboles parecen pequeñas pinceladas en el aire nuevo. Lenta brisa rodea mi cuerpo, observo el horizonte serena. Contemplo el final del día, el dormir de la naturaleza que intenta teñirse de un azul violeta, el aire comienza a llenarse de ese halo de encanto.

Las gotas de rocío caen lentas, frías, suaves. Erizan mi piel al primer contacto. Lánguidas partículas sobre los pequeños pétalos, de néctar que alimenta la desesperada sed luego del arduo día. Repara, acaricia, devuelve la fábula que recluye el tiempo.

La luna ilumina los caminos azulinos. Me siento en un mar de algas flotantes donde soy sirena cantante. Vuelo y nado sin mover mi cuerpo. Solo contemplo el viento que revuelve mi cabello.

Me quedo descubriendo mientras cae la noche, el reparo que vuelve bello al día. Bajo un cielo de burbujas, encantamiento y energía. 

 

Luna llena de septiembre 

Y la luna trajo cielos de arcoiris

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